Me parece que la WWW se nos presenta, cada día más, como el medio por el cual se contruye nuestro espacio público y nuestra cotidianidad social. Para la mayoría de mis amigos, esta afirmación no es solamente obvia sino ya algo añeja. Uno puede constatar cómo nuestra narrativa social se va escribiendo en la Red, en un soporte con memoria que construye el espejo con el que nos miramos. Este medio permite una mayor apertura en comparación con los viejos mass media, facilitando la producción abierta de contenidos y de conversaciones en una cierta libertad de expresión, además de permitir la colaboración masiva en proyectos tan emblemáticos como Wikipedia, entre otros cientos.
Es problemático, sin embargo, que reconociendo este creciente rol cultural y público (estratégico, por cierto), la Red permanezca peligrosamente bajo una arquitectura privada. Es bien sabido que en caso de guerra, el sistema de comunicaciones de una nación pasa a ser un objetivo militar: la estocada hay que darla en el corazón. Cuando desaparece esa delicada capa de comunicación, la sociedad pierde su civilidad y su cordura ((basta recordar las escenas de saqueo después del terremoto del 27 de Febrero de 2010.)). El Estado, sin ir más lejos, capta gran parte de sus ingresos por medio de las ventanillas transaccionales del SII.cl, así como muchos de sus servicios interactúan con el público por medio de servicios en línea. Pero aquí radica la paradoja: este espacio aparentemente público es enteramente privado. Las leyes ((quisiera poder citar con más exactitud, pero desconozco la ley.)) estipulan que para “redes residenciales” (osea, casi todas) sólo se puede tener acceso a Internet mediante y mediado por un ISP ((Internet Service Provider, osea la empresa que provee los servicios de conectividad)), quien controla y franquea toda conexión con el mundo exterior. Esta arquitectura presenta 3 problemas fundamentales:- Se basa en un esquema comercial donde las personas somos meros consumidores: consumimos ancho de banda y por esto se nos cobra. Hay que solventar la millonaria infraestructura de conectividad y los costos de mantención que, al parecer, sólo se financian mediante pequeños contratos residenciales. Hay muchos lugares donde no es negocio conectar a la gente ((Recientemente el Estado de Chile mediante la Subtel lanzó elProyecto Bicentenario “Red de Internet Rural: Todo Chile Comunicado” que beneficia a Entel para controlar toda la conectividad rural.))
- Delegamos a los ISP la responsabilidad estratégica de velar por la neutralidad de la Red. Resulta complejo a veces hacer coincidir los intereses corporativos con los intereses civiles: dictaduras obligan a los ISPs a cerrar puertos y salidas, bloquear sitios problemáticos, etc. Esto sigue pasando, no es ficción.
- Es frágil, ya que es una red con un punto neurálgico: el proxy. Las arquitecturas más fuertes (o resiltentes) son distribuídas. Una falla del proxy central, deja a todos los clientes asilados. Esto nos pasóen el reciente terremoto.
Un bien que está disponible a todos y del cual el uso por una persona no substrae del uso por otros ((Elinor Ostrom)).Hoy día, con nuestros computadores portátiles, somos capaces de producir una red doméstica o bien de canalizar una red existente (compartir conectividad). Las redes enmalladas (o redes mesh) se basan en el principio de que cada cual contribuye a la red al conectarse a ella: la red crece porque reconoce que cada nueva conexión la hace crecer y construye nuevos caminos entre los nodos existentes. No es una red de clientes y servidores sino un esquema esencialmente igualitario. Este esquema es el que inspira al proyecto de OLPC ((En este enlace hay una demostración gráfica (SWF) del esquema de red enmallada.)) que busca darle acceso a los niños a la tecnología y a Internet en países como el nuestro. Creo que una arquitectura enmallada puede convertir la conectividad tecnológica en colectividad social, en cohesión cívica. La red actual tiende a alienarnos de nuestro entorno físico, una red enmallada en cambio, me vuelve conciente de mis vecinos, ya que vuelve relevante mi proximidad física con ellos; me inserta en una comunidad y me lleva a construir diálogos diferentes, tal vez más arraigados en asuntos locales. Una Red enmallada no tiene dueño porque todos lo seríamos, nadie la puede controlar porque estaría completamente distribuída y, con algún sistema de independencia energética (como alimentación solar o eólica) sería completamente a prueba de desastres. Sin embargo, las redes enmalladas no despegan por carecer de un modelo de negocio y literalmente hay que hackear los routers comerciales para transformarlos en routers enmallados. Pero creo que vale la pena intentarlo, construir Redes Abiertas y documentar prototipos caseros en el ánimo de hacer que Internet sea un espacio público de verdad y no un “espacio público como un mall”. Sueño con el día en que los routers solares enmallados formen parte del mobiliario urbano de las calles y plazas, y donde “estar conectado” no sea el privilegio de unos pocos sino el derecho de todos. ¿Es mucho pedir?
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