Examen de Primer Año
Primer Trimestre, 2000.

En esta primera etapa, el hilo conductor del taller ha sido la comprensión del estudio como una continuidad. Digo hilo conductor no en el sentido de que esta dimensión del estudio haya cobrado un protagonismo dentro del taller, sino que más bien, ha constituido el suelo permanente donde el taller se apoya.
Comprender el estudio como una continuidad corresponde al primer paso para acceder al oficio como una disciplina.

El estudio se presenta como un recorrido que por virtud de la observación es capaz de constituirse siempre como una partida. Todos los términos, son siempre parciales pues son reformulados como partidas por su virtud de continuidad. En este sentido, el estudio corresponde muchas partidas con memoria.

Se puede decir que la continuidad del estudio no es sólida como, por ejemplo, la de los números reales, cuya recta numérica es sin orificios, es maciza:
El estudio es precisamente con orificios, con vacíos entre sus claridades: saltos, distancias y relaciones, construyendo una trama susceptible de continuarse en todas direcciones.
La comprensión del estudio como una continuidad lleva implícita la necesidad de la invención interna de cada cual para articular estos puntos de nitidez.
Concretamente, al interior del taller, la continuidad está presente en 5 dimensiones:
Primero, la continuidad en el campo de la observación. Se presenta un lenguaje que se mueve entre dos polos: la claridad el dibujo y la precisión del texto. Se le cobra al alumno que la relación de estos elementos sea en continuidad, es decir, que la relación dibujo – texto se constituya en resonancia. Construir esta resonancia es comprender que la observación es un lenguaje pleno.
Segundo, la continuidad del discurso. Se construyen las láminas de fundamento a partir de ejes horizontales que corresponden a los pasos o las detenciones del estudio, y ejes verticales que cuidan la continuidad. Este eje vertical es la columna vertebral de la lámina y por consiguiente, el recorrido desde las observaciones en la ciudad hasta la proposición particular del estudio.
Tercero, la construcción del blanco de la página como vínculo. Se formulan carpetas de recuento donde las páginas son preparadas con superficies blancas para recibir los dibujos y los textos. Estas superficies blancas son los ilativos entre el formato de la página y los elementos que la componen. Es el vínculo como un elemento constructivo, como un entre.
Cuarto, la construcción del vínculo-arcón. Aparece la dimensión del vínculo como un campo contenedor, como soporte y como orden en virtud de la continuidad del total, soportado y soportante constituyen un cuerpo único. Al interior de él se construye la lectura del Ion de Platón.
Quinto, la construcción de una detención como contenedora de magnitudes.
Esta faena llevó al taller a tener una experiencia en la ciudad, en su magnitud y complejidad. En esa ocasión se llevó un cubo con la construcción de una lectura en su interior, a su vez, este cubo inscrito en un cuerpo que se llamará vínculo-arcón; este vínculo-arcón, emplazado en un lugar con virtud de detención, medido dentro de un recorrido.
Allí se emplazó este vínculo, se trazó con cuerdas, palos o tiza, se dibujó en el espacio, se ubicaron láminas de fundamento, que, a su vez, insinuaban superficies.
Allí apareció la real magnitud de la materia, con todas sus aristas, allí se verificó que el estudio es con orificios, es con vacíos. Estaba en su primer estado, con hambre de coherencia. Apareció como total sólo al interior de la teoría de cada uno, pero forzada e incomprensible para el ciudadano-transeúnte. Era la interioridad del taller expuesta en la ciudad.
El valor de esta experiencia consistió en quedar ante el total de materia, todo puesto en juego: construcción de una lectura en planos al interior de un cuerpo-vínculo, pormenor más finiquitado, medido con respecto al cuerpo que lo lee, emplazado como máxima detención, construyendo el lugar sólo con trazos tridimensionales, ubicado dentro de un recorrido en la ciudad.
Se pudo leer la obra como materia, y el revés de esta materia como lenguaje, en su inversión de relaciones, en su primera sintaxis.
Esta primera experiencia de las magnitudes del taller y la construcción de su continuidad fue el paso inmediatamente anterior al proyecto expuesto.
Se está recién en una partida, pero en una partida con la memoria de la continuidad, conformando ya una figura del estudio, figura que hasta ahora, tiene 5 aristas. Entre estas cinco aristas está la apertura del taller.