Examen de Primer Año
Tercer Trimestre, 2000.

El taller de presentación de primer año estableció sus pasos y desarrollo a partir de un diálogo entre oriente y occidente, más precisamente entre el mundo otomano y el mundo medieval europeo. Dos comprensiones distintas del mundo, dos invenciones del ver.
Se cae en la cuenta de la radicalidad que implica tener una visión de mundo. ¿Cómo nos hacemos a ella?
¿Cómo accedemos a otra, que es anterior y ajena? ¿Acaso vivimos nosotros con la garantía de tenerla?
La visión de mundo de una determinada época es aquella que da el suelo para la creación artística, es aquella que saca al mundo de su condición hostil y posibilita al hombre poblar con sus imágenes el mundo y contar su epopeya.
Por eso, nuestra partida es siempre desde el dibujo, desde la propia construcción de la imagen para incidir en un diálogo más profundo y llegar a su estructura. Desde ahí estudiamos.
En el taller, quedan yuxtapuestas la pintura medieval y la no - pintura otomana.
La pintura medieval, que es un rescate de lo divino, es originada desde los textos bíblicos. La pintura es texto "imaginado", es texto vuelto imagen. Se cuida ferozmente la fidelidad, la claridad y elocuencia de ella. Claridad de la figuración en cuanto existe un relato que es anterior a la imagen, una estructura que es anterior a la forma.
Los otomanos, en cambio, poseen un relato, pero su traspaso es directo, va directamente sobre el muro del palacio en una caligrafía que se vuelve imagen desde su propia geometría. Su rescate de lo divino es sin representación y es desde la pureza de las figuras perfectas, geométricas, repetidas y repetibles, entrelazables hasta el infinito. Ellos tienen la tesela; que es a la vez cuerpo y articulación, ella se encuentra presente en la arquitectura, como un elemento versátil que es figura y a la vez, orden.
La tesela se estudia en el taller desde su virtud de repetición coherente y cuya ley es el recubrimiento del plano euclídeo sin huecos ni solapamientos, donde es preciso tener en el pulso la simultaneidad del dentro y del fuera, de lo que se termina y lo que comienza, de la figura que es periódica y cuya forma automodifica su propio calce. Debe rimar su belleza interna con su condición de vínculo.
Los alumnos parten a la ciudad a observar el recorrido de la luz durante el día en un determinado lugar y a partir de una invención que toma este máximo de luces, elaborar una tesela - luz.
Se estudia, también, el acto del agua; del lavado de pies al interior de la mezquita; y en la ciudad, el modo de habitar con el agua y sus distintas magnitudes, como el agua doméstica y como el agua urbana, como el agua corriente y como el agua aquietada, como el agua útil y como el agua ornamental.
Los alumnos construyen una tesela que recibe este escurrir y este apozarse del agua construyendo su demora desde la belleza del brillo y del reflejo.
A partir de esta materia se aborda la obra de travesía. Cada alumno se hace cargo de la elaboración de una tesela para cubrir con otras, los muros de la obra. Son teselas de aluminio construidas con cortes y pliegues.
Esta tesela - celosía cuida tanto su luz individual como su virtud de recibir otra luz; el aluminio trae lo otro, el color contiguo en el reflejo y el sol lejano en el brillo; se trató de una experiencia 1 a 1 de este pulso doble que construye con lo que toca y también con el eco de lo que no toca.
Este pulso doble acompaña al taller a lo largo de la etapa:
Desde la tinta negra del dibujo y la caligrafía sobre el papel, cuidar el blanco que sostiene la lámina,
desde la elaboración de un discurso para una epístola, cuidar la lectura de un destinatario lejano,
desde la masa de la obra del proyecto, cuidar el vacío para el acto que lo habita.
Cada una de estas experiencias de taller, apuntan a tener una sensibilidad en cuanto a la forma en resonancia; y a esta resonancia como una claridad: La claridad de prever la estructura anterior a la forma, la claridad de saber que la forma cobra su propio espacio, la claridad de rimar la belleza intrínseca de la tesela con su capacidad de articularse a otras y con el lugar.
Junto con acceder a la observación y la construcción de un discurso, este taller de primer año, ha querido tener esta sensibilidad con la forma que resuena, ha querido tener una visión con respecto a la forma, y con la experiencia de la travesía, poder, en cada uno, tentar una primera visión de mundo.