Examen de Primer Año,
Primer trimestre, miércoles 5 de Junio del 2002

Este taller se propuso avanzar en un ritmo de ciclos semanales: cada ciclo se constituyó como un entero, por cuanto comienza en salidas de dibujo en la ciudad donde se observa, se nombra determinada virtud espacial y luego se la lleva a cabo en una construcción formal, lo que llamamos un curso del espacio: este trance desde el croquis de observación hasta forma construida fue semana a semana. Es decir, cada paso ha significado una presición con respecto de la forma pero desde lo que solicita la coherencia interna del estudio.

Del mismo modo, al hablar, respiración y palabra se trenzan en un flujo continuo: la respiración en sí pasa desapercibida pero ella es la que sostiene a la palabra, le otorga las pausas y silencios, el ritmo y la cadencia general del discurso. Visto de este modo, la palabra no es otra cosa que una exhalación modulada, dando a este soplo, significado y sentido.

Estos ciclos – respiraciones, son el modo de cómo el taller comienza a hablar, la palabra sostenida desde el oficio, desde la forma construida. Paso a paso, fluidamente: esta es la vía de la observación y la progresión natural del estudio: observación – nombre – forma construida. Y, desde este hablar del taller, desde este reconocer la continuidad del paso a paso, aparece el discurso de cada cual. Cada uno ha debido trenzar su propia continuidad de notas de precisiones para sostener un primer fundamento de obra.
Cada ciclo finaliza también con una exposición de láminas y cursos del espacio donde cada uno queda inscrito en el cuerpo total del taller: este es el momento en que el taller de 130 personas se vuelve sobre sí mismo y es consciente de este paso a paso, también, en la lectura de la exposición semanal aparece la potencia del estudio sostenido y compartido por muchos.
En este aire, hicimos una apuesta: la de establecer una equivalencia editorial entre la exposición final del taller en la sala de primer año y la de una edición-libro. Este paso casi ingenuo de la lámina a la página hizo comparecer todas las dimensiones del oficio gráfico:
1. la precisión y síntesis de un discurso con medida editorial
2. los acuerdos y convenciones para tener secuencia gráfica
3. los rangos tipográficos y de dibujo para tener ritmos de lectura
4. el original concebido para la reproducción con tiro y retiro
5. el mecanizado de corte y orden de distribución de las páginas-serie para llegar a las páginas con la secuencia final.
6. el empaste para llegar al cuerpo-libro.

Esta ha sido la primera edición del taller, con un tiraje de 130 ejemplares y cada ejemplar, a su vez, con 130 partes o capítulos. Éste es el número que se debe sostener para realizar una edición con la medida del taller de primer año. 130 partes en continuidad, llegamos al total por la suma de la partes equivalentes. Para el taller, la edición concebida desde el total es una dimensión todavía por alcanzar.