Examen de Titulación 3 Viernes 20 de Junio del 2003 Este taller viene a finiquitar una tarea que iniciamos en marzo del 2002 en la cual nos propusimos construir un nuevo sitio Web para la escuela (www.arquitecturaucv.cl). Este sitio debía ser pensado de manera tal que su estructura lógica y de contenidos fuese válida por un largo período de tiempo, que creciera y se moldeara de manera armónica sin necesidad de crear categorías nuevas cada vez que se ingresara alguna dimensión, es decir, sin necesidad de replantear cada vez el diseño y la navegación. Caímos en la cuenta de que esta virtud estructural de durabilidad, de esta estructura lógica que permanece válida en el tiempo, se corresponde al cálculo editorial que ha de realizarse frente a los grandes tirajes en el caso de los impresos: Se trata de la dimensión pública del diseño, que en los medios impresos se logra con grandes cantidades, copando el mundo; y en los medios digitales en cambio, se logra construyendo una presencia ubicua y permanente. Con estructura me refiero a la organización, criterio de rotulación y jerarquía que tienen los contenidos, y el modo de desplazarse entre ellos -navegación y búsqueda-. La interfaz gráfica responde a la voluntad de volver visible, quedar ante cierto total y operar el desenvolvimiento propio por esta espacialidad textual, podríamos decir entonces, que la coyuntura que se abre para el diseño corresponde, en efecto, al espacio de la interfaz de la pantalla, más precisamente, a la construcción de una demora que se juega en un dominio que es simultáneo y continuo a la vez. Caemos en la cuenta de que debemos retirarnos, alejarnos lo más posible para quedar ante las cosas. La cartografía es una lección al respecto, pues ella nace de la invención del punto de vista que se retira, que salta del suelo corriente en su apetito de abarcar y se ubica en un plano que en esa época era sólo posible de construir por una inferencia, por la sumatoria de todos los dibujos que se realizaban desde el barco hacia la costa y su correspondiente referencia ubicatoria con las estrellas. Es decir, la cartografía fundó un modo de construir puntos de vista fruto de relaciones, no experiencias de vuelo. Me acuerdo del cubismo por esta apetencia del mostrar, del ver. Pero el cubismo trata de unir diversos puntos de vista en uno, en cierta medida desarma el cuerpo cierto en una construcción sintética, artificial y nueva. Nosotros no partimos de una figura, es más, el sujeto a exponer es de naturaleza elusiva y el hecho de hacerlo aparecer es en sí la construcción de un punto de vista primero. A este sentido de Visibilidad cartográfica, debemos otorgarle el sentido contemporáneo de la transparencia, que nombra la poesía. Hoy día vemos películas que nos hablan de cómo se hicieron ellas mismas, leemos libros que progresivamente se dispersan en la lectura o se desnudan a sí mismos, etc. El mundo moderno admite obras abiertas, es más, asume esta abertura como una virtud. El lenguaje mismo puede manifestarse o bien concluso o bien inconcluso, mostrando las hebras que lo conforman. Con esto vivimos cotidianamente y no nos conmueve porque este modo de la transparencia ya se ha inscrito en el mundo y en sus convencionalismos. Éste es el campo del diseño de la interfaz gráfica de pantalla que nos deja ante la relación simultáneo – continuo de la lectura electrónica, la del hipertexto. Donde la profundidad de las capas se vuelve transparente en la memoria vigilante del lector que avanza en la medida de su propia capacidad de anticipación o de equívoco. Es por esto, que cada palabra, cada dibujo, adquiere una carga enorme de significación, pues cada uno de ellos ofrece múltiples vías, múltiples entradas abrientes por el árbol de contenidos del sitio. Ellos son cargados semánticamente y además, deben de ser contractados espacialmente, ubicados en porciones marginales del espacio de la pantalla. La interfaz es aquello que permanece en la lectura y que no garantiza necesariamente la continuidad pero sí un flujo conducido desde la anticipación o de error. Hay un dicho popular que reza:
“Te ganó la tecnología”. Esto, como si fuera
culpa de uno no saber o no entender los códigos que esa interfaz
nos entrega. Ciertamente un fracaso de este tipo es responsabilidad del
diseño (no de uno), pues él ha de dejar a disposición
del lector los elementos gráficos para que este flujo, se vuelva
continuidad cierta y calce verdadero en el encadenamiento de una lectura
intencionada. |